Si los equipos de proyecto funcionaran como equipos de baloncesto…

Si los equipos de proyecto funcionaran como equipos de baloncesto…

Si los equipos de proyecto funcionaran como equipos de baloncesto profesional (tipo NBA o, por qué no, nuestra ÑBA -mal que le pese a nuestros vecinos de La France que ayer perdieron en Londres 2012 y les dió una rabieta…-), el problema de evaluar la eficiencia y nivel de competencia de los equipos sería más simple de lo que nos parecía en el último post. Y por consiguiente sería también relativamente simple prescribir acciones que mejoraran su desempeño y nivel de competencia.

evaluar la eficiencia Daniel EcheverríaConsideremos algunas de las características de los equipos de baloncesto:

– los miembros del equipo son bastante estables

– todos sus miembros son de lo mejor de cada casa

– los miembros del equipo quieren pertenecer al equipo – están muy pero que muy motivados-

– las recompensas y remuneraciones son muy pero que muy pero que muy generosas (otra cosa ocurre en los equipos de nuestros proyectos…)

– existen jugadores suplentes que, llegado el caso, harán todo lo posible porque no se note la diferencia y, ojalá, demuestren lo suficiente para que en el siguiente partido sea titulares

– el equipo se hace entrenando duro, practicando jugadas, ejercitándose para que cuando llegue el partido «toquen de memoria»

– los objetivos del equipo son claros y diáfanos: ganar (en algunos casos jugando bien y dando espectáculo), bueno, a veces perder…

evaluar la eficiencia Daniel Echeverría

– es fácil medir hasta qué punto el equipo está logrando su objetivo principal: una mirada al marcador electrónico (y a las faltas cometidas por sus estrellas, en algunos casos) es suficiente.

– las reglas del juego son constantes, conocidas por todos, independiente de dónde se juegue el partido (bueno, a veces hay arbitros que les de por ser creativos…).

– los entrenadores son jefes en el sentido más tradicional (tienen el palo, para castigar, y la zanahoria, para premiar el rendimiento de sus jugadores).

Lo que tenemos aquí es un entorno estable, bien definido en el que el trabajo de equipo puede realizarse sin grandes complicaciones que, además, permite una evaluación del desempeño de los jugadores de forma individual y de su desempeño como equipo. Las estadísticas que se van recogiendo partido a partido permiten evaluarles individualmente -número de puntos, porcentaje de tiros libres, de tiros de 3 puntos, de faltas poersonales, asistencias, el número de rebotes, de tapones,…-.

Haciendo caso a Katzenbach y Smith (1993) la efectividad de un equipo es totalmente ligada a su desempeño y en los equipos de baloncesto, esto es fácil.

Desafortunadamente, pocos entorno de empresas y proyectos tienen el grado de estabilidad y claridad que nos encontramos en el baloncesto… …de hecho lo único estable es… …el cambio. Las estructuras de los equipos son dinámicas, con miembros que entran y salen, en las que es difícil no solo evaluar la desempeño del equipo sino el propio desempeño individual. Y, por ello, a pesar de la cantidad de libros, artículos, guru-webinars,… sobre los equipos, no es nada fácil adoptar soluciones enfocadas a lograr equipos de alto rendimiento.

Así que cualquier intento de evaluar el desempeño individual dentro de un equipo y el desempeño del equipo al completo está complicado… ¿o no?

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