Messi no es nadie… …sin un buen equipo

Messi no es nadie… …sin un buen equipo

En suPerMan (o suPerwoMan), Dilbert, Gardner y el Oráculo de Delfos… o las competencias de un Project ManagerHabilidades interpersonales e intrapersonales en la gestión de proyectos, El olfato de negocio, los mini-MBAs y las competencias de un project manager y El olfato para los negocios es… hemos ido repasando las competencias que puede, debe o es mejor que tenga un buen project manager.

Sin embargo, ¿Qué es un buen project manager sin un buen equipo? Ni siquiera los grandes genios como Messi son nada cuando les falta un equipo -y, si no, veamos los resultados que obtiene en el Barcelona y los que obtiene con la selección argentina-.

La unidad básica trabajo en los proyectos es el equipo. Ya si el proyecto implica la construcción de una fábrica, llevar a cabo investigaciones científicas, diseñar un programa de capacitación o ganar un partido, el trabajo se ejecuta por medio de equipos. Por tanto, el funcionamiento eficaz de los equipos es un factor determinante. La gestión eficaz de proyectos, por lo tanto, exige que las organizaciones identifiquen, cultiven y evalúen las competencias de los equipos.

A fin de examinar la competencia de equipo debemos plantearnos tres preguntas. ¿En qué consiste la competencia de un equipo?, ¿Qué deben hacer equipos para ser competentes? y ¿Cómo podemos evaluar si un equipo está actuando, ejecutando de forma competente?

La primera pregunta es fácil de responder. Los equipos competentes son capaces de proporcionar soluciones de mayor valor, más rápidamente, de forma más eficiente y mejor que los equipos mediocres. Por lo tanto la competencia de equipo puede definirse como aquellos rasgos que permiten a los equipos a operar de manera rápida y rentable y desarrollar soluciones superiores a los problemas a los que se enfrentan.

La segunda pregunta es un poco más difícil de responder porque no hay ninguna respuesta única universalmente válida. Algunos equipos logran la competencia fortaleciendo los controles sobre el equipo mientras que otros la logran suavizándolos y siguiendo el axioma de Tom Peters de ser desorganizado para afrontar los retos de este siglo.

La tercera pregunta es también difícil de resolver. Evaluar el desempeño de las personas siempre es complicado por muchas razones. ¿Son válidos los instrumentos de evaluación? ¿Son los evaluadores capaces de realizar su trabajo correcta y objetivamente? ¿Colabora los evaluados en la evaluación? Si alguna de las respuestas a estas preguntas es no, entonces, el valor de la evaluación es dudoso…

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